El partido La Fuerza del Pueblo, que se
acaba de formar con grandes ganancias de
causas dentro del accionar político en República Dominicana, dos senadores, 27
diputados, alcaldes, regidores y una alta dirigencia nacional, producto de la
división del PLD, se enfrasca actualmente en una nueva novedad para el
crecimiento, la escogencias de candidatos a nivel congresual y municipal.
Si bien es
cierto la necesidad existente de cambios que procura el electorado nacional y
que esto podría ser una oportunidad, también es cierto, el riesgo que se corre
cuando se acude a un certamen dividido, peligrando las ganancias de causas. ¨Cuidado con el principio maquiavélico de la división¨, porque
podrían resultar ser los vencidos.
En algunas
demarcaciones municipales, distritales y
porque no, también donde existen las alianzas para senadores, se han excluido
los diputados, alcaldes y siguientes, lo que, en grupos que han concertados
alianzas se ve hasta poco delicado para que entonces al menos tres de los antes mencionados, acudan
sin acuerdos a las elecciones de febrero y mayo. Cito el caso de los diputados,
alcaldes concejales y vocales.
La
explicación más clara y sencilla es que irán juntos, acordados, pero sin
acuerdos.
Una lógica
sin sentido, que podría llevar entonces a la derrota de aquellos que anuncian
acuerdos, pero que en el fondo van divididos.
En el caso
de Dajabón y que entiendo es el mismo de las demás provincias donde existen
entre comillas acuerdos a nivel senatorial entre el PRM y LFP, se llevarían
entonces candidatos por separados para la diputación, alcaldes, regidores,
encargados de distritos y vocales, pero, tal vez no se han sentado a pensar de
que esa división, no garantiza aglutinamiento de las masas que se requieren
para vencer al gobierno que está en las calles, utilizando medios y presionando
con recursos, por lo que, la no unificación de criterios, aunque sabemos que se
busca ganar, finalizaría en una contienda donde irán solo a perder, perder y perder.
Por Arsenio
Cruz.
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