Los voluntarios desarrollaron lo que se conoce como anticuerpos neutralizantes en su torrente sanguíneo —moléculas que bloquean las infecciones— en niveles comparados con los hallados en personas que sobrevivieron al COVID-19, reportó el equipo de investigación en la revista New England Journal of Medicine.
“Este es un componente básico necesario para avanzar con los ensayos que podrían determinar si la vacuna protege contra la infección”, dijo la doctora Lisa Jackson del Instituto de Investigación Kaiser Permanente Washington, en Seattle, y quien estuvo a cargo del estudio.
No existe una garantía, pero el gobierno espera tener resultados para finales del año, lo que sería una velocidad récord para desarrollar una vacuna.
La vacuna requiere dos dosis, con un mes de diferencia.
No hubo efectos secundarios graves. Pero más de la mitad de los participantes en el estudio reportaron reacciones parecidas a las provocadas por otras vacunas, como fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre y dolor en el sitio de la inyección. Para tres participantes que les dieron la dosis más alta, esas reacciones fueron más graves, por lo que no se busca proporcionar esa dosis.
Algunas reacciones son parecidas a los síntomas del coronavirus, pero son temporales, durando aproximadamente un día y ocurren justo después de que la inyección, señalaron los investigadores.
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